domingo, 2 de marzo de 2008

La Bienvenida

El volvió tal como lo había prometido antes, me prepare por horas para el reencuentro, estaba nerviosa, mi corazón palpitaba rápido, y mis manos estaban llenas de sudor. Te esperaba sin regalos, sabia que no eras el todo fácil para esas cosas, así que después de mucho pensar pensé en esperarte con una gran sonrisa y buen humor, cosas que realmente te gustaban. Anunciaron la llegada de tu vuelo, cada vez me impacientaba más. La gente comenzó a bajar, y te vi... Tal vez un poco diferente a lo que recordaba llevabas barba, y anteojos oscuros, te los sacaste y me sonreíste y descubrí que tu mirada no había cambiado, una sonrisa de calma pintó mi cara, tus ojos brillaban tal como lo hacían siempre que nos encontrábamos, te acercaste y por fin nos encontrábamos frente a frente después de tantos meses que nos separaron, tantas noches anhelándonos, tantos domingos de melancolía, y miles de tardes en el parque que nos debíamos. Comprendí que estaban a tan solo un paso.
Y ahí nos encontrábamos, sin estar del todo seguro de que decir o que hacer, un largo abrazo, cortó el silencio, y aunque las palabras no salían fáciles nuestras miradas estaban transmitiendo todo lo que queríamos expresar esa tarde de enero. Donde a pesar de la alta temperatura, los abrazos, los besos y las caricias fueron interminables. Algunos días después hubo espacios para algunos reproches, pero bastaron el recuerdo de la falta que nos hizo no estar juntos para volver al amor, y nada mas que amor.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizás porque soy una mala negociante no pido nada a cambio de darte lo poco que tengo, [b]mi vida y mis sueños[/b].

Correr el riego. de eso se trata, lo sabes, sabes que podes, y que en realidad, lo queres hacer.