lunes, 8 de junio de 2009

Quizás.

Tal vez, porque ella no podía inventar soles por mas que lo intente, tan solo algunos destellos, pero era feliz con ese poco, y el nunca lo comprendió. O quizás, se trataba de sus cambios, de sus días de melancolía, de su voz baja, su desconfianza, o tal vez su inseguridad con algunas personas, lo que el nunca entendió era que solo lo hacía para protegerse. Tal vez, era porque ella solía disfrutar su soledad, pero el nunca entendía que estaba dispuesta a compartirla, asi como sus amigos de la literatura, quienes lograban enseñarle mas que muchos otros.. Sé que muchas veces pensó que había posibilidades de que se tratara de sus extraños saltos, de sus inquietudes, y su forma de moverse, nunca al compás del mundo. O quizás su imaginación que la hacía perderse lejos del mundo por horas, jugandole muchas veces, una mala pasada. Al igual que sus ansias de volar lejos, o cuando le rogaba que la convirtiera en aire, y el sin entenderla largaba una fuerte carcajada, que rompía cualquier silencio de ella. Tal vez, el pensaba que se trataba de las discusiones, de las diferencias que alguna vez los enamoraron, por sus miedos, por sentirse atada, de verse sofocada con tan poco, cosas que el nunca pudo entender. O quizás por sus raras creencias, sus comentarios, que el, creía absurdos, sus ganas de largarlo todo, cambiarlo todo por las mas simples de las simplesas, como en aquella película que habían visto juntos, que para ella significaba sueños, mientras para el locuras sin sentido. O tal vez, pensó, porque no soportaba ver como ella podía hacer enloquecer su corazón con solo algunas miradas, y su pasión por cosas que el no creía importantes, como como ¿el fuego? decía que nunca lo podría entender, y le causaba gracias cuando ella, seriamente, relataba sus historias y lo practicaba como el ritual que era, aunque secretamente deseaba verla siempre sumergida en ese abismo en el que se encontraba cuando formaba parte de estos, y hasta lograba comprenderla, y a pesar de esconderlo bajo su orgullo ella lo sospechaba, y aunque ella nunca lo dijera, el era parte de ese ritual, de ese calor, de esa mezcla de cuerpo, sonidos, y alma.
Y ahora, el, ya se había cansado de esperar que regrese -como siempre-, ya no soportaba vivir sin luz, y no podía encontrarla en ningún rincón de la casa, ya su aroma se había esfumado por el balcón del living. Y el, desesperado, comenzaba a buscarla incansablemente en la neblina que se asomaba por la ventana, pero la sentía cada vez mas lejos. Y precisamente estaba en lo cierto, porque quizás, el se había demorado, y ella había decidido no volver, ella se había decidido por sus sueños, y se encontraba muy lejos de la ciudad, disfrutando una vez mas sus soledad, aunque en compañía de las estrellas, y varios destellos que aun la acompañaban.

Quizás paso eso, pero quizás no.. y la historia da un vuelco donde desde lo lejos podemos percibir, un final feliz..