
-Los sentimientos a veces pueden irnos en contra, el actuar por impulso, simplemente no puedo. El miedo, nuevamente, resuena una y otra vez en mi cabeza.
-Que tenés para perder? dijiste
-Nose, no quiero volver a sufrir ¿entendes?
-¡Claro que te entiendo! a mi me pasa lo mismo... Pero si no probas nunca lo vas a comprobar.
-Necesito estar segura
-Lo estas, y lo sabes.
-Entendeme, necesito saber que cuando me animo, haya alguien del otro lado esperando por si no se nadar, que si el pánico me toma desprevenida y me olvido de respirar, me sostenga, y que si esta muy profundo y temo, me espere con un salvavidas y un largo abrazo.
-El sabe nadar, y sabe aguatar mucho la respiración, tiene algunos salvavidas preparados, y los abrazos mas largos para que el miedo se vaya con la corriente, no te preocupes, de verdad jugate.
Y por primera vez hizo lo que su corazón, con ayuda de alguna especial persona, decía.
Hoy no es el, hoy no es ella. Hoy son ellos, hoy son uno. Un uno indestructible, un gran amante, un gran amigo, y compañero de vida.
-Gracias, jugarse si valía la pena.