lunes, 25 de agosto de 2008

A nuestros ángeles protectores.


Si, a veces esta bueno recordar a ellos, a nuestros cuidadores del alma.
Esos que alguna pertenecieron a una parte –importante- de nuestras vidas. Esos que alguna vez, llenaron de sonrisas nuestros días, esos que encontramos en fotografías, y recordamos su mirada .
Porque algunos dejaron anécdotas, dejaron recuerdos junto a ellos, y momentos felices – no siempre son felices solamente, pero a la distancia los recuerdos se acomodan, y lo hacen según nuestro antojo- por eso, momentos de felicidad, de alegría y risas. Momentos de juegos, de abrazos y de visitas. Momentos que siempre vana quedar en el fondo de una cajita, en nuestro corazón.
Por otro lado, están esos seres que fueron un soplo en nuestras vidas, pero que dejaron marcas imborrables, tal vez no los recordemos y arduamente intentemos hacerlo, creando imágenes con nuestra imaginación. Pero existieron, algunos dejaron legados importantes, algunos dieron un pedacito de su vida – y es mas que cualquier recuerdo-. Esto no desaparecen nunca, porque a pesar de tal vez no tenerlos en el álbum de nuestra memoria, y solo encontrar unas viejas fotografías un tanto amarillas, está en cada parte de nuestro cuerpo, en nuestra forma de actuar, y hasta en nuestros valores.
Estos dos, hoy no podemos abrazarlos, ni llamarlos, o visitarlos. Porque están un tanto lejos. Pero tienen otro trabajo, hoy son ángeles.
Ángeles que cuidan a quienes mas aman, que protegen de los golpes duros, ríen cuando sonreímos, se entristecen cuando alguna lagrima cae, y son felices cuando nuestro corazón también lo es. Nos acompañan, nos miman, nos tapan por las noches, y se sienten orgullosos por nuestros logros. Ayudan a sanar nuestros corazones rotos, y nos dan la mano cuando necesitamos levantarnos. Están ahí en cada ocasión especial, no tienen feriados, o si los tienen no estoy segura, pero si los tienen deciden pasarlo con su gente, y nuevamente caminan con nosotros. Van un paso adelante para protegernos, un paso atrás para cuidar nuestra espalda, y a nuestro lado, para nunca dejar de caminar juntos.
Por eso no lloro mas –solo a veces cuando extraño el sonido de su voz, o sus carcajadas- porque los tengo mas cerca que nunca, y se que en este momento los puedo pillar con una sonrisa por los momentos que pasamos, y un tanto de melancolía porque resulta un poco complicado verlos.
Pero saben algo, los descubrí.- Me están abrazando.-


1 comentario:

Anónimo dijo...

creo muucho en los ángeles, me hiciste llorar. Qe se yo amiga, me acuerdo de nuestros virenes de mates, puchos y charlas sin parar. Cuándo me regalas algo de eso nuevamente? Te amo.
Tu vecina, la mas linda :)