
No quiero volcanes a punto de estallar, ni besos marchitados en horas perdidas. Ya no busco tormentas escandalosas, ni copas rotas por las noches. Me gustaría alguna planta con sabor a paz, un vino reservado para las noches de luna llena y varias caricias guardadas debajo de la almohada.
Hoy, no quiero irme a casa, prefiero volar... solo dame algún respiro para que no olvide que es real. Y no dejes que sueñe tanto, tantea de vez en cuando que no me haya escapado por el balcón del living.
Hoy, puedo ser caprichosa y pedirte tres amaneceres de película, muchos tambores sobre una arena blanca, y que me enseñes a tocar melodías del alma. Un paseo por las nubes de vez en cuando, y mucho, mucho, viento salado... ese que viene cargado con espuma de mar.
Y tal vez... tal vez puedo pedir que me borres el pasado, que lo lleves al cielo del olvido, que cantes mil canciones y que cada acorde tenga mi aroma al sonar.
Pero prefiero no esperar, ni pensar, ni pedir, ya que estoy aprendiendo una costumbre que practicaban los magos antiguos, tan solo vivir.
1 comentario:
Me gusto mucho. Un saludo.
Publicar un comentario