
Hoy, yo soy verde como la hoja, fresca como las brisas del mar. En cambio vos, yaces vivo, pero enterrado en algún jardín de flores de otoño.
Ya salí del encierro, aprendí todas las claves que escondías. Ya no te creo el brujo o el mago de algún cuento encantado, por eso verás como los sonidos de mi ombligo te olvidaron, ya no tengo tus marcas sobre mi. Nunca mas formarás parte de los días alborotados, de las tardes de truenos y tormentas, y menos aún de mis pinturas. He olvidado hasta el nombre de tus nubes favoritas, ya no recuerdo que te hacía tan especial, ni como con el mas simple de los hechizos lograbas que yo pida a gritos por esa droga amarga que guardabas en tu cuentagotas de amor. Aunque sigo sin comprender como aún hoy, te escribo. Pero un hada muy sabia me dijo en algún sueño, que es tiempo despedidas, y acá esta la mía... Despedidas de promesas sin sentidos, y rosas marchitadas, de fugacidades que después, duelen fuerte en pecho, de esas que se llevan el aire de montaña, con las que cuesta respirar, pero se que hoy evolucionan, y hasta están logrando convertirse en aires de la primavera de algún nuevo amor.